lunes, 14 de abril de 2008

Los Romanos de Castro del Río

DESFILE DE ROMANOS
Y OFRENDA FLORAL
A LAS VÍRGENES
EN CASTRO DEL RÍO


Noche del 17 de marzo de 2008. Lunes Santo. A pesar del tiempo desapacible, del fuerte y gélido viento que desde la calle Corredera sube hasta la Plaza, golpeando inclemente todo lo que encuentra a su paso; a pesar de que la destemplada noche no invita precisamente a abandonar el cálido abrigo del hogar, cientos, miles de castreños, nos hemos congregado ante el edificio del Ayuntamiento, impacientes, expectantes, para ser testigos de una novedosa manifestación en la Semana Santa de nuestro pueblo. Por primera vez, las históricas escoltas de romanos de Castro iban a desfilar conjuntamente, fuera de sus tradicionales fechas de Jueves y Viernes Santos; y también fuera de sus habituales entornos de procesiones y cruces de guiones.

El arrebatador son del toque del tambor apaga con su trepidante ritmo el ulular de las inoportunas ráfagas de aire frío, caldea el ambiente y nos anuncia que las Escoltas Romanas de las Hermandades de la Santa Vera Cruz, Nuestro Padre Jesús Nazareno y el Santísimo Cristo de la Misericordia, marciales, bizarras, deslumbrantes en la noche, vienen hasta el Ayuntamiento para recoger a la Corporación y emprender el recorrido.

El trepidante fondo musical de El Centurión, muy bien ejecutado por la Banda de la Agrupación Musical Maestros Villatoro y Algaba, envuelve a la comitiva que se dirige a los distintos templos sedes de las Cofradías. Emotivos momentos en la ofrenda floral a la Virgen de los Dolores, titular de la Vera-Cruz, en la Parroquia de la Asunción, bajo un respetuoso silencio y los acordes de Amargura, en una acto conjunto de homenaje, sumisión, reverencia y devoción, que a lo largo de la noche se repetirá con semejante solemnidad y emoción ante las demás advocaciones marianas que ostentan las Hermandades: a Nuestra Señora del Mayor Dolor, en la Iglesia de Jesús Nazareno, y a la Soledad de Nuestra Señora, en la Parroquia del Carmen. Y de una forma excepcional a nuestra Excelsa Patrona, la Santísima Virgen de la Salud, a la que los Romanos Castreños también han querido rendir pleitesía. Y lo han realizado visitando su Ermita, cumplimentando con esta visita su sentido testimonio de veneración y fervor, ofrecido con el eco musical de su popular Salve.

Un numeroso e incondicional gentío –entre el que estuve- ha acompañado a las escoltas en sus ofrendas y en su desfile. No les ha faltado el calor humano en su inusual recorrido por las calles de Castro, algunas de las cuales se han visto pisadas por vez primera por la gallarda figura de sus romanos y han escuchado in situ la vibrante cadencia de El Centurión. El pueblo entero se ha volcado entusiasta a su paso, como en un anticipo de lo que presenciará en los próximos días, en una iniciativa de amplia aceptación.

Y en mi vuelta a casa, con la mente absorta en la evocación de lo que acabo de ver, me hago estas preguntas:

¿Tendrá continuidad este acto en los años siguientes, para darle contenido al Lunes Santo castreño?

¿Es éste un acto de reafirmación de la presencia del romano en nuestra Semana Santa, ante el empuje de otras manifestaciones más recientes?

Castro del Río, Marzo 2008.
Francisco Morales Basurte

* * *

Redacté las precedentes líneas recién terminado el acto y he querido respetarlas tal como me salieron de una impresión aún caliente.

He entrado en el blog recientemente abierto romanos de castro del río, y ante la invitación de que se participe con artículos, fotos, etc., envío este escrito por si es de interés su inclusión, a la vez que por este foro se comenten las interrogantes que hago al final del mismo.


PRESENCIA DE LOS ROMANOS EN LA
SEMANA SANTA DE CASTRO DEL RÍO
A LO LARGO DE MÁS DE TRES SIGLOS



Siguiendo con la misma tónica de incluir textos en relación con los romanos y atendiendo una sugerencia de mi sobrino Juan I. Sobrino Merino, me he entretenido en extraer del documentadísimo libro de Juan Aranda Doncel Jesús Nazareno y la Semana Santa de Castro del Río – Cuatro siglos de historia algunos datos sobre su presencia en nuestra Semana Santa, que demuestran su antigüedad y que pueden ser de interés para un conocimiento más general. En relación con esto mismo, hay un interesante artículo en la revista Cruce de Guiones del año 2007, titulado Los romanos de la Vera-Cruz, que sugiero debieran insertar en el blog. Pero como ese trabajo se refiere específicamente a los romanos de dicha hermandad, persevero en la idea y ahí van los prometidos datos, que abarcan a las tres cofradías que tradicionalmente han contado con escoltas.

Hasta hace poco tiempo se creía que no es hasta mediados del siglo XIX cuando aparecen en los desfiles procesionales de Semana Santa las centurias romanas y la reconstrucción, supuestamente historicista, de sus indumentarias. Teoría rebatida posteriormente mediante el hallazgo de fuentes documentales que demuestran lo contrario, que su existencia es bastante anterior. Juan Aranda, en el libro antes citado, nos habla de que la espectacularidad de las procesiones se acentúa con los soldados que desfilan junto a los pasos y el fenómeno cobra una mayor relevancia en el último cuarto del siglo XVII, período en el que se extiende su presencia a las poblaciones de la Campiña y la Bética. Y continúa: Las tres hermandades penitenciales de Castro del Río incorporan los romanos en la época barroca, si bien algunas referencias documentales son tardías. Sobre la base de esas referencias, situémonos cronológicamente:

Año 1701. El testamento otorgado en septiembre de 1701 por el licenciado Alonso de Elías Navas y Roldán, hermano mayor de la Cofradía de la Vera-Cruz, alude a la “bandera y tambor” que costea de su peculio.

Año 1819. El minucioso informe elaborado por el vicario Miguel Páez y Zapata en abril de 1819 para el obispo de Córdoba Pedro Antonio de Trevilla, nos dice, refiriéndose a la procesión de madrugá “[...] delante va la imagen de Jesús Nazareno [...] Diferenciase de las demás en ir descalzos y llevar soldados con morriones y petos de latón [...]”. El mismo informe, al describir la procesión de la Soledad o Santo Entierro, cita: “[...] Asimismo van soldados en trages de tales [...]”

Año 1880. La Procesión de Jesús Nazareno mantiene las tradiciones seculares como el horario de la estación de penitencia y del sermón del Paso. También forma parte del cortejo una vistosa escolta romana.
Año 1882. A finales del siglo XIX la hermandad de la Vera Cruz realiza algunas mejoras, entre ellas la creación de una escolta romana que participe en el desfile del Jueves Santo. La presencia de soldados romanos queda constatada a través del hermanamiento suscrito en 1882 entre las hermandades de la Vera Cruz y la de la Soledad y Entierro de Cristo. En esta fecha el hermano mayor de la primera acuerda en unión de sus compañeros que la citada escolta participe en la procesión del Santo Entierro y que el pendón se halle en los funerales de los cofrades de la Soledad. A finales de Marzo del susodicho año esta última cofradía adopta en un cabildo idénticas medidas. “[...] Se acuerda que nuestra escolta acompañe todos los años el Jueves Santo a la de la Vera Cruz en señal de hermandad o fraternidad [...]”

Año 1888. “La procesión del Santo Entierro cuenta a partir de 1888 con media docena de pasos. [...] El cortejo presenta un vistoso colorido con los numerosos romanos que participan en la estación de penitencia. Además de la escolta propia, desfila la de la hermandad de la Vera Cruz en virtud del hermanamiento tomado en 1882 por ambas partes [...]”

Año 1900. La crónica de la Semana Santa de Castro del Río publicada por el Diario de Córdoba el 19 de abril del año 1900, firmada por C. G., tiene varias citas a los romanos:
La procesión de la Vera Cruz, de la que describe su cortejo, “formado por siete pasos, una elevada cifra de penitentes con túnica morada, dos legiones de romanos con banderas, tambores y bocinas, vistiendo con suma propiedad vistosos trajes”.
En la de Jesús Nazareno. “Es de notar también la legión de romanos que escoltan al Nazareno, compuesta de cincuenta hombres, los de más estatura del pueblo, lujosamente uniformados”.
“La última procesión es la del Santo Entierro, que salió el Viernes al anochecer de la Parroquia del Carmen; [...] asistían todo el clero con las cruces parroquiales, todas las escoltas de romanos y otra muy numerosa a caballo, con ricas monturas y atalajes de la época. (Es la primera referencia que encontramos de los romanos a caballo)

Año 1915. Un informe del entonces Párroco del Carmen, el sacerdote Juan Bautista Fernández Sánchez, contiene datos de interés acerca de la situación en que se encuentra la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad en julio de 1915. Entre ellos: “La importancia del acompañamiento musical en su solemne estación de penitencia queda reflejado en la veintena de músicos vestidos con trajes de romano que participan. A éstos hay que sumar los treinta y dos soldados integrantes de la escolta que dan una nota colorista al cortejo”.

Año 1927. En cabildo extraordinario celebrado el día 25 de Febrero de 1927 la cofradía de la Soledad y Entierro de Cristo decide la redacción de unos nuevos estatutos, cuya elaboración se prolonga hasta febrero de 1929, aprobándose por el Obispo de Córdoba el 6 de Marzo de 1931. Sin embargo, la norma redactada está vigente en la práctica desde la primavera de 1927. A partir de entonces la hermandad recibe el título de Santísimo Cristo Crucificado, Santo Sepulcro y Soledad de Nuestra Señora. La regla 13ª de dichos estatutos dice: “Esta cofradía se compondrá de Hermanos del Turno de Mayores, Hermanos Albaceas, Hermanos de paso, Hermanos de Escolta y Hermanos de Luz”. Y su regla 27ª “[...] Los Hermanos Albaceas, de paso y de Escolta pagarán cincuenta céntimos de peseta por su pecha anual [...]”

La cofradía cuenta en 1927 con una nutrida presencia de romanos que contribuyen a la suntuosidad del cortejo procesional. Hay constancia documental de que la escolta de caballería está integrada por el capitán, Cristóbal Jiménez Rivas, y seis soldados. La de infantería tiene mayores efectivos humanos y la forman cinco hacheros (jefe: Pedro Torronteras Jiménez), cinco flecheros y una treintena de lanceros (jefe: José Jiménez Salido; abanderado: Francisco Jiménez Salido; cabo: Juan Torronteras Alcántara; tambor: Manuel Cívico López “Tronchastiles”). Los estatutos establecen que el goce del derecho de sucesión queda supeditado a los requisitos de edad y talla: “Gozarán del derecho de sucesión y de cesión los hermanos de escolta, siempre que el sucesor o cesionario tenga veinte años cumplidos y la talla fijada por el cabildo”.

Año 1930. En la tarde del Jueves Santo el templo parroquial de Nuestra Señora de la Asunción sirve de escenario al llamado Pregón del Huerto, en el que se representa el Prendimiento con la participación de la escolta romana.
“El cruce de guiones, simbolizando la cesión de carrera oficial por parte de la Cofradía de la Vera Cruz a la de Jesús Nazareno, marca los prolegómenos de la salida procesional del templo hospitalario en la madrugada del Viernes Santo. La comitiva se pone en marcha y el sonido del tambor de la escolta de romanos impone el ritmo lento de las dos hileras de penitentes. [...] El sermón del paso en el Llano de la Iglesia constituye uno de los actos más emotivos de la procesión de Jesús Nazareno que congrega a numerosas personas en la mañana del Viernes Santo. El dramatismo del predicador sintoniza con la representación del encuentro de la Madre con el Hijo, que se materializa después del cruce de lanzas de los romanos”.
“Los sones alegres de la marcha Centurión, compuesta por E. Martí, van ligados al espectacular y colorista paseíllo de los numerosos integrantes de la escolta romana que en la tarde del Viernes Santo recorren la carrera y participan en el multitudinario cruce de guiones en la calle Corredera a la altura del domicilio del mayordomo de la cofradía Francisco Algaba Luque. Desde los años veinte suele intervenir la banda municipal de música, cuyos componentes lucen asimismo trajes de romano costeados por la hermandad”.

Años 1939 y 1940. La cofradía de Jesús Nazareno organiza las procesiones de su titular y la del Santo Entierro. Al frente de la escolta de romanos quedan confirmados Juan Carretero Villatoro y Rafael Algaba Reinoso en los puestos de capitán y ayudante respectivamente. También en la caballería se designa a Juan Gálvez Barba capitán interino para el caso de no personarse en esta población su propietario José Blanco Márquez.

Año 1943. En el cabildo del Domingo de Ramos de 1943, la cofradía de la Vera Cruz reorganiza su escolta de romanos y nombra capitán a Manuel León Robles, que es sustituido posteriormente en el cargo por Joaquín Reinoso Bracero.

Año 1944. El nuevo paso del Sepulcro recorre las calles de esta Villa el Viernes Santo de este año y en el lucido cortejo procesional destaca la numerosa escolta de romanos integrada por ocho hombres a caballo (capitán: Juan Gálvez Barba; estandarte: Román Millán Jiménez), cinco hacheros (cabo: Joaquín Algaba Centella), cinco flecheros (cabo: Antonio Pastor Torronteras), y veintiocho lanceros (capitán: Miguel García Algaba; cabo: Benito García Delgado; estandarte: Manuel León Robles; tambor: Manuel Cívico López).

Año 1951. En cabildo extraordinario celebrado el 16 de Diciembre de 1951 por el que se reorganiza la cofradía de la Vera-Cruz, se ponen en marcha varios proyectos, entre ellos la adquisición de cascos, rodelas y botas para la escolta de romanos.

Décadas de 1960 y 1970. Uno de los fenómenos más llamativos de la Semana Santa local en la década de los sesenta del siglo pasado es la sustancial transformación que se produce en las escoltas de romanos de las tres cofradías penitenciales. El reclutamiento de la mayor parte de sus miembros se hacía en las capas modestas de la sociedad y la participación en los desfiles lleva aparejada una compensación económica, sobre todo en los lanceros.
En el año 1959 se produce un plante parcial en las escoltas de romanos en las tres procesiones que participaban, reivindicando unas mejoras económicas, viéndose muy mermadas de efectivos tales escoltas, siendo la más afectada la del Santo Entierro. (datos aportados por José Luis Luque en un artículo titulado Otro punto de vista, publicado en el número especial de Semana Santa 2004 de la Revista El Mirador que edita El Círculo “EL Liceo”). Y continúa José Luis diciendo como al año siguiente se puso de manifiesto desde el primer momento que el plante se recrudecía y se incrementaba de manera que el número de romanos en la primera procesión fue meramente testimonial y se rumoreaba que sería igualmente escaso en la siguiente y alcanzaría su punto álgido en la tarde del Viernes Santo, sin ninguna presencia en el Paseíllo y en la procesión. También cuenta como ese mismo año, acabada la primera procesión, paseando por la calle Alta con dos jóvenes amigos haciendo hora para la salida de Jesús, vio pasar a Juan Carretero, el entonces carismático y respetado capitán de la escolta de la de “Madrugá”, en dirección a la Iglesia para vestir el atuendo propio de su jerarquía y organizar su tropa, que alguna le quedaba. “En ese momento, para nada conscientes de la repercusión posterior, alguno de los tres lanzó la idea de vestirnos de romano, y en una acto impulsivo, espontáneo, nada premeditado, seguimos al capitán y nos presentamos en el vestuario a solicitar un traje.” A pesar de la oposición de algún Hermano de Turno, por los buenos oficios del mencionado capitán Juan Carretero “salimos, hicimos el recorrido y terminamos la procesión”, comenta textualmente. “Al finalizar; Juan Carretero nos agradeció nuestra colaboración y comportamiento y, en un aparte, me dijo que mientras él viviera tendría siempre un puesto permanente en su escolta. Y así fue. Durante algunos años continué saliendo con él hasta que a su fallecimiento fui nombrado capitán. [...]”
Sigue comentando el compromiso que adquirió con algunos hermanos de turno de la “Última” de salir en la escolta de su procesión y cómo al llegar al antiguo Convento del Carmen a vestirse de romano se llevó la agradable sorpresa de encontrarse con un numeroso grupo de jóvenes dispuestos a ocupar las plazas vacantes. “...y entonces fui consciente de que habíamos dado un paso importante, de que nuestra conducta [...] en la noche anterior había sido trascendental para la pervivencia y el futuro de los romanos y, por ende, de la Semana Santa castreña”.
A mediados de los sesenta la escolta de romanos de la Vera Cruz está formada por jóvenes bajo la dirección del capitán José María R.-Carretero Criado, quien desempeña sus funciones hasta comienzos de la década siguiente.
Con la muerte del capitán Juan Carretero Villatoro termina el proceso de cambio de los romanos en la procesión de Jesús Nazareno, ya que a finales de marzo de 1963 la cofradía nombra sucesor a José Luis Luque Prados. No obstante, continúan saliendo antiguos miembros como es el caso del portaestandarte Manuel León Robles El Zuhereño.
Salvo en la escolta de caballería, en la que permanece al frente Juan Gálvez Barba, las transformaciones en el plano social también afectan a los hacheros, flecheros y lanceros del Santo Entierro. En este último grupo ejerce asimismo funciones de capitán José María R.-Carretero Criado.
La década de los setenta se caracteriza por un resurgir de nuestra Semana Santa, que se manifiesta en la vitalidad de las tres cofradías penitenciales. Con la nueva junta rectora presidida por el albacea José Portillo Merino a partir de mayo de 1973 empieza una etapa de auge en la cofradía de la Vera Cruz que se plasma en la renovación de los pasos y en el incremento de las escuadras de romanos. La estación de penitencia del Jueves Santo consigue un mayor lucimiento y esplendor con la renovación del vestuario de sus escoltas de romanos, en las que ostentan el puesto de capitán Vicente Cruz Casado y José María Portillo Pulido.

* * *

Del artículo al principio citado Los romanos de la Vera-Cruz, transcribo textualmente: “Tal es el auge que los romanos toman en nuestra Hermandad que una primera escuadra de gastadores, introducida sobre 1970 y que desfila delante del Preso, haciéndolo la tradicional escolta detrás, es el inicio del período más esplendoroso que ha conocido esta alegoría dentro de la Hermandad de la Vera Cruz. En 1977, siendo capitán de escolta José María Portillo Pulido y a iniciativa particular de un grupo de jóvenes que costean con sus propios medios la realización completa de sus nuevos trajes, se introducen en el desfile procesional del Jueves Santo tres nuevas escuadras de gastadores que darán realce y esplendor al mismo, compactándose éste mucho más, al escoltar cada una de las mismas a los pasos de la Vera Cruz, Nuestro Padre Jesús en la Oración del Huerto y Nuestro Padre Jesús Preso, quedando la primera escolta en su original ubicación, esto es, entre el paso del Preso y el de María Santísima de los Dolores. [...] Y ya como referencia al último cuarto de siglo, destacar el incesante incremento de personas que desean efectuar la estación de Penitencia en nuestro Jueves santo vestidos de romanos. Son épocas de esplendor en la que incluso existen listas de espera provocadas por el desmedido afán de escoltar nuestras Benditas Imágenes. Juan Porcel López y Nicolás Millán Carpio ocupan durante este tiempo el puesto de capitán de la escolta, siendo Francisco Porcel López quien actualmente ostenta dicho cargo. [...]”
* * *

Y hasta aquí las notas prometidas. Naturalmente, se observarán omisiones de fechas, relevos, nombramientos, etc.; pero lo anteriormente transcrito es todo lo que he podido obtener de las fuentes consultadas y que he citado. Es imprescindible una actualización y rellenar estas lagunas con la aportación de nuevos datos que seguramente estarán en los archivos de las hermandades, en documentación de las propias escoltas, o bien en la mente de tantos veteranos que guardan en su memoria hechos transcendentes, con lo que se contribuiría a sacar a la luz una completa historia de los Romanos de Castro del Río.

La mayoría de los castreños sabemos que una de las peculiaridades de su Semana Santa está en sus cantes autóctonos, como es el caso de la saeta a rigor o pregón y de la samaritana. No me resisto a finalizar esta recopilación con la inclusión de algunas de sus letras que aluden a los romanos, aunando así dos tradiciones que perviven perennemente en el sentir de nuestro pueblo.

Hoy desfilan ante Ti
estas escoltas romanas
sin querer verte sufrir,
por la redención humana
han de llevarte a morir.

Esa centuria romana
tiene el corazón de piedra
que de una Madre no se apiada
que viendo a su Hijo en tierra
quiere limpiarle la cara.

Escoltado entre romanos
caminas en procesión
te acompañan tus hermanos
siendo Tú el Redentor
de este pueblo soberano.

Romanos que lo escoltáis
no lo tratéis con crueldad
que es a Dios a quien lleváis
y a toda la humanidad
salva mientras maltratáis.

Hermanos de esta hermandad
a Jesús dadle la mano
que se quiere levantar
aunque el Imperio Romano
le niega la caridad.

* * *
















Texto y fotos aportadas por Francisco Morales Basurte.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Para mi ,como romano que soy,el lunes santo, ha siginificado primero que aqui estamos,segundo, que tenemos capacidad de estar unidos ,y por ultimo hacemos lo posible para que esta tradicion siga perdurando.
Tambien felicitar a Fº Morales por su articulo que me ha gustado mucho.

Anónimo dijo...

Articulo de Fco. Morales:

Enhorabuena por éstas lineas llenas de sinceridad y sentimiento, me ha hecho recordar el Lunes Santo casi con toda realidad.
¡Ave César, los que vamos a desfilar te saludan!

miguel lópez dijo...

En primer lugar mi enhorabuena por el blog desarrollado por Juan Ignacio Sobrino y alimentado por los romanos y amigos de los romanos castreños. Cuidemoslo y fomentemoslo.
Yo también me siento feliz por el desarrollo del desfile y ofrenda floral del pasado lunes santo, y sobre todo por la implicación que tuvieron ese día nuestras hermandades, estamentos sociales, religiosos y nuestros paisanos. Fue impresionante cantar la salve vestido de romano y desfilar por calles que nunca habían pisado nuestras sandalias romanas. Esperamos que nos sepan perdonar los errores de la "primera vez", e intentemos mejorarlo en los próximos años.
En segundo lugar, quisiera también agradecer, como romano, el escrito de nuestro amigo paco Morales, que aparte de instruirnos una vez más, nos sensibiliza positivamente. En cuanto a sus dos preguntas, quisiera contestarle a título personal. Con respecto a la continuidad del acto en años sucesivos, éste es nuestro deseo y creo que se hará realidad. Pero hay que tener en cuenta que las escoltas romanas de nuestro pueblo, no tienen autonomía propia, ni tampoco la pretenden tener; somos una parte más de las hermandades, y son ellas las que tienen que autorizarnos a institucionalizar esta ofrenda floral en años sucesivos.
En cuanto a si este es un acto de reafirmación de la presencia del romano en nuestra semana santa, efectivamente, ésta es una de las pretensiones de dicho acto, además de poder rendir homenaje a nuestras vírgenes y a nuestra patrona. Los romanos de Castro, como tú bien dices en tu escrito, llevan participando en nuestros desfiles procesionales, al menos desde 1701. Tanto en épocas de auge como de declive semanasantero, los romanos siempre hemos estado ahí, formando parte del desfile procesional. Por ello creo que merece la pena un acto como el del lunes santo y mantener reuniones y contactos entre los romanos a lo largo de todo el año, para aportar ideas y trabajar por mejorar los romanos de nuestro pueblo, como parte integrante que son de nuestras hermandades