Penachos de plumas blancas,
otras de color negro,
lucen la noche de Lunes Santo
los romanos de mi pueblo.
Con sus espadas envainadas
y sus picas mirando al cielo,
al son marcial del Centurión
desfilan en su “paseo”.
La calle enmudece
se hace eco el silencio
cuando entran los capitanes
en la iglesia a paso lento.
Sobriedad en las miradas,
cada cual bajo su enseña,
con el alma emocionada
avanza la legión castreña
hacia su Madre venerada.
Unos son del Nazareno,
otros de Jesús Preso,
y al final del desfile
los romanos del Entierro.
¡Éstos son mis romanos,
los romanos de mi pueblo!
otras de color negro,
lucen la noche de Lunes Santo
los romanos de mi pueblo.
Con sus espadas envainadas
y sus picas mirando al cielo,
al son marcial del Centurión
desfilan en su “paseo”.
La calle enmudece
se hace eco el silencio
cuando entran los capitanes
en la iglesia a paso lento.
Sobriedad en las miradas,
cada cual bajo su enseña,
con el alma emocionada
avanza la legión castreña
hacia su Madre venerada.
Unos son del Nazareno,
otros de Jesús Preso,
y al final del desfile
los romanos del Entierro.
¡Éstos son mis romanos,
los romanos de mi pueblo!
Antonio Cubero
Poesía a los Romanos de Castro del Río, fragmento del Pregón de la Semana Santa 2009 d.c.
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